Democracia y morcillas

«Gracias a la identificación que establecemos con los personajes cómicos, terminamos riéndonos de nosotros mismos, el pobre pueblo que sufrimos a los personajes que habitan la política»
Espectáculo
 Los Caballeros de Aristófanes
Lugar
 Teatro Romano de Málaga 22 de julio de 2016
Dentro de la programación Teatro Romanos de Andalucía llega a Málaga Los Caballeros de Aristófanes, una propuesta de la compañía Teatro del Velador. Comedia escrita en el año 426 AC por Aristófanes, Los Caballeros, a través de una acertada adaptación, reflexiona desde el humor sobre el eterno conflicto entre los políticos y el pueblo. Corrupción, demagogia, sobornos, extorsión… ¿No les suena de algo? Parece que en Atenas hace más de dos mil años padecían nuestras mismas miserias.
El argumento de Los Caballeros es sencillo: dos esclavos de Demos (un viejo caprichoso, símbolo del pueblo ateniense) se quejan de las desgracias que continuamente se abaten sobre ellos por las malas artes de un esclavo recién comprado, el Paflagonio. Aprovechando que el Paflagonio está dormido, le roban el oráculo que guardaba, y descubren así que un vendedor de morcillas lo sustituirá en el «”gobierno”. Justo en ese momento, como por arte de magia, llega un Morcillero, y los dos le convencen para que se lance en su carrera política.
Es en estos momentos cuando Aristófanes nos regala la receta para convertirnos en políticos profesionales en unos sencillos pasos: “Haz cabalmente lo que haces: revuelve todos los asuntos, hazlos morcilla y congráciate siempre con el pueblo endulzándole con frasecillas de cocinero. Las demás condiciones del liderazgo las reúnes: lenguaje indecente, ruin linaje, eres discutidor. Tienes todo lo necesario para la política”. Parece que la política ha evolucionado poco estos milenios, sólo que ahora las frasecillas no son de cocinero, más bien son de futbolero.
A partir de aquí, el Paflagonio y Morcillero se lanzan a la carrera electoral por convencer a Demos (el pueblo). Ya saben, lo habitual en todas las elecciones que se precien desde la Grecia Clásica hasta hoy: promesas, mentiras, halagos, regalos… Y comida, mucha comida. Para que finalmente el pueblo tenga que elegir entre algo malo o algo peor (sigh!). Parece hemos evolucionado poco como pueblo estos milenios.
Aunque no se hacen referencias al momento actual que digerimos en cada telediario, las conexiones con nuestra época son claras, si bien la propuesta de Los Caballero se aleja de cualquier paralelismo forzado. Algo muy de agradecer en tiempos epidémicos de Stand Up Comedy, es decir, confía en la comedia y se aleja del chiste fácil.
Gracias a la identificación que establecemos con los personajes cómicos, terminamos riéndonos de nosotros mismos, el pobre pueblo que sufrimos a los personajes que habitan la política. Las risas y comentarios en el patio de butacas fueron constantes durante toda la función. “Suena como a un discurso de Podemos”, apuntaba una espectadora a mi lado durante el discurso de Morcillero sobre el bien común extraído de la “Asamblea de las mujeres” también de Aristófanes.
El montaje dirigido por Juan Manuel Caballero ‘El Chino’, referente de la escena andaluza, descansa en la confianza de la autoridad de la palabra, rara avis en la escena contemporánea, y en un elaborado juego escénico de gran ritmo. Apoyado en un comprometido trabajo actoral en el que destaca la labor de Belén Lario. La música en directo es un acierto que afianza el ritmo escénico y realza la puesta en escena.
Entre palanganas, somieres y tripas de cerdo se cocina el poder, parece decirnos el espacio escénico. Y es que desde el inicio de la democracia a la era de Pokemon Go al pueblo siempre nos quedará la morcilla… en el mejor de los casos.

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